La Cité Internationale des Arts incluyó durante el mes de junio a Marina Popović en su programa de talleres abiertos al público en Paris. Ella es una artista de Serbia que tiene un lugar reconocido en el campo de la investigación de grado cultural científico, donde su experiencia profesional académica le ha permitido avanzar con éxito dos doctorados en las artes y la cultura. En la galería Muisca, hemos tenido la suerte de contamos con su presencia en una exposición durante el mes de agosto, donde ella puede compartir con el público los aportes de su invaluable trabajo en pintura, así como también, en el campo del conocimiento, sobre el área de la estética. Su trabajo es ejemplo en el entorno profesional porque enseña cómo el pensamiento creativo y la expresión cultural, pueden fundar una base intelectual estructural fuerte de creación.
A título personal, voy a intentar explicar lo que significa su aporte en el medio cultural que frecuentamos en Paris, y por qué su proyección intelectual y artística es una referencia estimulante en la competición local y mundial que vivimos. La gran mayoría de sus trabajos son pinturas y aunque puede también desarrollar otras técnicas o métodos, es la pintura el medio predilecto que le ha servido para alcanzar contenidos investigativos en universidades e institutos, de la mano de conocimientos teóricos como, por ejemplo, de Clement Greenberg.
La obra de Marina Popović se configura en el desarrollo de dos (2) temas de creación, que avanzan conjuntamente para la concreción de su trabajo pictórico. Estos temas representan dos (2) polos, en los cuales su potencial creativo permite concentrar la atención en factores que pueden parecer lo mismo, pero que en el fondo obedecen a preguntas y sistemas diferentes. En paralelo, su trabajo de creación encuentra un equilibrio dialéctico, que le permite desarrollar un potencial y la inteligencia durante el dialogo consigo misma y con la técnica pictórica. La pintura tiene el poder de materializar una interface de dialogo, en donde los (2) polos de creación ocupan un lugar, y el desarrollo dinámico de ideas y contenidos se manifiestan en sus colores y formas en un espacio visual y sensorial en expansión.
Los dos polos que aparecen en paralelo en la obra son: 1) La técnica visual espacial, de entendimiento en la estética y 2) Una reflexión sobre la condición humana y la existencia, que ahonda en la expresividad y el sentido vital del organismo. Teniendo siempre presente estas dos áreas de pensamiento y conciencia, es como mejor se entiende el aporte significativo de Marina. Sus obras alcanzan un grado de belleza especial que tiene un sello importante de originalidad; y el carácter que reflejan sus formas, tiene la guía de valor de la inteligencia creativa, resultado del trabajo aplicado, y tiene un sello autentico.
El primer polo es el entorno técnico-teórico, donde la estética encuentra referencias ya pre- establecidas al interior de la historia del arte, en tanto es el patrimonio visual sensorial de los métodos y las técnicas u oficios. La cultura es un bien histórico que se proyecta en el tiempo, a la par de la historia humana, por lo tanto, es determinante que las personas aprendemos desde el nacimiento un código que ya pertenece a la humanidad, y en lo que respecta al arte, por ejemplo, la pintura es una técnica que permite aprender esa codificación o lenguaje. Este es el sentido de la inteligencia que la pintura y lo visual en general, les permite a las personas comprender la riqueza cultural de la imagen en la participación social; o bien, simplemente haciendo uso de la percepción, encontrar un potencial que permita explotar el desarrollo de la conciencia visual y la imaginación.
Sobre este aspecto podemos citar como referentes a figuras eminentes de la crítica del arte, como por ejemplo Clement Greenberg, quien ocupa un lugar importante en la historia cultural, y cuyos aportes fueron definitivos para resolver problemáticas sobre la lógica de la percepción, o la diferencia entre el pensamiento interior y la expresión estética (lo exterior), que son siempre piedras angulares en el estructuralismo del sector de la cultura. A mi modo de ver, creo que también Greenberg contribuyó a dar un soporte al mundo del arte sobre lo humano (téchne), donde cómo este se compone de partes que integran el interior de la conciencia, la dimensión política del cuerpo es la percepción y el patrimonio histórico es la sociedad cultural, entre otras dimensiones de lo que lo real puede incluir.
También sobre este punto podemos citar siempre a Ludwig Wittgenstein, un intelectual del área de la filosofía estética analítica, y quien fue pieza clave en el pensamiento contemporáneo y contribuyó para que la teoría cultural tuviese una base estratégica en cuanto al lenguaje y el pensamiento espacial, entre otros tantos aportes.
Volviendo a las pinturas de Marina, y manteniendo la atención en el primer polo, en su obra podemos ver cómo el ejercicio de creación se materializa y toma forma y belleza en el color contenido. Los lienzos sobre los cuales la obra se concretiza le sirven de superficie y el espacio donde ella dispone de formas y colores en trazos, desempeñan una dialéctica dinámica que permiten definir las figuras y la composición. El espacio en expansión de sus lienzos, contiene un juego que tiene varios grados de profundidad y configura una lógica en el cuadro, gracias a la proporción y la distribución que puede modular en su superficie de percepción. Así la pintura es organizada y encuentra un balance estable entre el espacio vacío y la presencia.
Ahora bien, desde el segundo polo de desarrollo creativo de la obra, se intenta captar la fibra de lo humano en su existencia, o lo que está presente en el organismo y le es propio el tener sentido y expresividad. Las pinturas son un espacio vital que contiene una energía propia, y ese poder espiritual proviene en gran medida del talento creador del artista y en otra gran medida de los espectadores quienes aportan su apreciación en las exposiciones.
Las pinturas de Marina por medio de sus trazos en colores y la disposición en la superficie del lienzo, siguen un método donde el soporte material de la obra contiene las vibraciones, los impulsos y la sensación, que son una reflexión dinámica consigo misma en la toma de decisiones de su creación. Esto pasa en parte durante el dialogo con su psicología y su postura activa frente a las obras que realiza. En este punto, la artista aporta en la medida de su carácter y la imagen pictórica tiene su sello personal y originalidad.
Es de esperar que la participación del público es también parte importante del resultado creativo, teniendo en cuenta que al momento de la creación muchas de las decisiones que la artista toma, las hace teniendo en cuenta las condiciones que puede presentar la concurrencia al momento de la presentación. El trabajo cuando es creado, tiene la intención de integrarse en unos marcos de referencia que normalmente se definen mediante la participación con otros artistas, o entornos en comunidad. Por lo tanto, los espectadores juegan también un rol definitivo en la consecución de una obra en resultado, y el espíritu del entorno social entra a jugar un lugar en la creación, que finalmente encuentra un lugar de participación democrática en el público que recibe los trabajos y los disfruta.
En resumen, la obra de Marina Popović es ejemplar en la medida que sirve a muchos otros artistas para aprender cómo es posible seguir un proceso de desarrollo en arte y estética teniendo siempre como guía la inteligencia aplicada. Es cierto que toda persona en el mundo puede hacer arte, pero en la esfera cultural en donde pasa nuestra competencia de alto grado, es importante siempre guardar un lugar para cultivarse y crecer intelectualmente. Finalmente, el arte es un medio de participación de ideas y contenidos, y lo importante es tener temas de valor para transmitir al compendio social donde aportamos.
Marina Popovic - The Muisca art space - Solo show - Galerie d'art à paris
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